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lunes, 3 de noviembre de 2014

Terrores nocturnos

¿Qué son los terrores nocturnos?

Son un trastorno de sueño, que se caracteriza por producir un terror extremo y un estado de inhabilidad para recuperar la consciencia completamente, durante estos episodios no se tiene control de los movimientos.

¿Cómo detecto si mi hij@ sufre terrores noctunos?

El niño grita de forma súbita e incluso se levanta de la cama dormido, puede presentar un despertar de tipo vegetativo con sudoración, taquicardia e hiperventilación; aunque será muy difícil despertarle.

¿En qué edades suelen darse los terrores nocturnos?

Los terrores nocturnos pueden comenzar entre las edades de 3 y 12 años y por lo general se disiparán durante adolescencia. Pueden reaparecer en la vida adulta, pero esto, normalmente, suele ser por un factor de detonante, un motivo concreto; en estos casos es mejor que sea tratado por un profesional.

¿Son lo mismo los terrores nocturnos que las pesadillas?

No. Los terrores nocturnos se dan durante las primeras horas de sueño y rara vez se recuerda lo que se ha soñado; las pesadillas se dan durante la fase REM del sueño, (sueño profundo) estas provocan un despertar completo con un recuerdo parcial de lo soñado, pero hablaremos de las pesadillas en otra entrada dedicada a ellas.

¿Cómo debo actuar?

En los casos leves, que son la mayoría, se debe adoptar una actitud tranquila y de conocimiento del trastorno.

Durante los episodios simplemente se tiene que vigilar que el niño no se caiga de la cama o sufra cualquier daño físico derivado de su incorporación de la cama y su estado (recordemos que el niño no está despierto). 

No debemos hablarle ni intentar despertarle. 

Hay que esperar a que el episodio siga su curso natural pero bajo nuestra vigilancia.

Tanto en los terrores nocturnos como en las pesadillas es necesario valorar la conducta del niño durante la vigilia. Debemos considerar si existen problemas en la escuela u otro ámbito que puedan estar influyendo en el mismo, de confirmarse la existencia de dichos factores externos, debería actuarse sobre ellos a fin de solucionar el problema.

Pueden también ser necesarias la aplicación de técnicas que enseñen al niño a afrontar los sueños que le provocan ansiedad. Se puede entrenar la relajación o hacer que el sueño pierda su carácter amenazante.

Otra técnica muy efectiva consiste en despertar al niño antes de la hora en la que habitualmente aparecen los episodios (en la primera mitad de la noche), siempre sin manifestarle verbalmente al pequeño que este es el motivo, podemos usar cualquier excusa (perdona cariño, pensaba que no te habías puesto el pijama). Esto requerirá la observación previa durante varios días para poder establecer el momento aproximado en que se produce. Con esta acción se corta el ciclo del sueño y, por tanto, la aparición del episodio .

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